Creo que me resisto inconcientemente a dormir porque no quiero pesadillas. No quiero niños idénticamente iguales llorando la misma pena ni hombres con cara de lobo masturbándose en mí. En las pesadillas las calles se me hacen cada vez más angostas y al igual que cuando estoy despierto, me cuesta respirar.
Tengo sueño pero me aferro al teclado para no dormir. Temo que si cierro los ojos, el hombre lobo llegará con su manada amiga y sus ojos verdes a enamorarme. Me extenderá la mano vestida de mugre y no sabré, no querré decir que no.
Veo su mano abierta hacia mí.
(...)
Tengo sueño pero me aferro al teclado para no dormir. Temo que si cierro los ojos, el hombre lobo llegará con su manada amiga y sus ojos verdes a enamorarme. Me extenderá la mano vestida de mugre y no sabré, no querré decir que no.
Veo su mano abierta hacia mí.
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Jesus Navarro