lunes, 27 de septiembre de 2010

Tristes Muertos

Pobres muertos que hablan sin que nadie pueda oírlos,
pobres muertos que murmuran esperanzas y lamentos huecos.
Pobres muertos que caminan
con pasos invisibles y seguros,
que cruzan las calles
sin temor, con la voluntad del viento,
pobres grises y aturdidos muertos
que buscan enraizar pero no pueden.
Pobres muertos que florecen,
pero esta vez como el otoño
demostrándose en esqueletos
de árboles secos, en ramas secas,
en hojas ocres muertas.
Pobres muertos que viven
en canciones y poemas,
particulares muertos,
dueños de cuyos nombres
acaso nadie ya recuerda.
Pobres muertos.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Se llenó mi boca

Se lleno mi boca de estupor y angustia.
Se lleno mi boca de maldad,
de un líquido caliente
que era sangre.
Se llenó de sangre mi boca
y escupió
borbotones sádicos de amor
y muerte
en un arrebato único y letal.
Mi lengua viperina
musitó un dolor, un quejido,
un instante eterno que perpetuó
tan mágicas, tan únicas
tan imperdibles, fabulosas
magníficas dos palabras.
Todo esto en un te amo.

viernes, 30 de julio de 2010

La lluvia

Líquida mi esperanza rueda sobre el vidrio de mi ventana. Salpica mi alegría en torpes gotas, poéticas gotas, radicales y magníficas gotas transparentes. Gotas cayendo en diagonal hacia la izquierda, reflejos de mi utopía cayendo desde el cielo.

viernes, 21 de mayo de 2010

Esnifar

Esnifarme la cuota piadosa de sol en esta tarde.
Esnifarme la bondad,
la esperanza,
esnifarme el amor,
la pelea,
la espera,
esnifarme la noche,
la mañana.
esnifarme la verdad,
la nostalgia.
Esnifarme estas paredes,
sus cruces,
los zócalos,
los vidrios,
los retratos,
los espejos.
Esnifarme la tristeza,
el llanto,
las caricias que quedaron sueltas.
Esnifarme el nombre que no llama,
las sabanas revueltas,
las rosas,
las espadas.
Esnifarme el sacrificio,
las huellas,
las heridas,
el silencio,
el beso.
Esnifarme los viajes,
el mapa,
el cofre,
los tesoros;
el horizonte mas allá de mi ventana.
Esnifarme los adioses,
también las bienvenidas.
Esnifarme el fuego,
las cenizas,
las prosas,
los poemas,
los recursos;
esnifarme este cuaderno,
sus letras,
los renglones.
Esnifarme las flores,
los floreros,
esnifarme la música,
los graves,
los agudos,
los tangos,
los boleros.
Esnifarme la violencia,
la vehemencia,
mis crisis
y mis pausas.
Esnifarme las pautas de mi soledad,
la decadencia de mi cuerpo,
las cremalleras bajas,
los licores,
los excesos.
Esnifarme los bolsos
cargados de vacío.
Esnifarme el calendario,
los días,
los meses
y los años.
Esnifarme los colores
vivir tan solo en blanco y negro.
esnifarme lo que sueño,
esnifarme sus ojos,
su mirada.
Meterme en la nariz
tantas palabras.

viernes, 19 de marzo de 2010

La Farmacia

La farmacia del hospital Argerich es ya un espacio común desde el que puedo comprender la vida y a veces veo andar la muerte, vestida con su traje de pobre, la muerte con receta en mano porque la muerte quiere vivir aún envenenada con retrovirales.
De pié los cadáveres se inquietan, se impacientan y explotan. Salpican su sangre en las paredes, hacen charcos rojos de dolor que el ritonavir no calma.

sábado, 20 de febrero de 2010

Caja de los truenos

Antes de ver salir el sol te estaré viendo salir de mi vida y ni el sol secará el llanto que te dedico con congoja de niño.
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Las páginas siempre serán del niño venido del mar, del niño-hombre que ha venido a colmarlo todo, hasta el tiempo de mi soledad, hasta mi resurrección de ahora; hasta mi mal de luego, el porvenir, donde dormido lo busqué en los pasillos del sueño y no lo pude ver… hasta este trueno detrás de éste relámpago.
Mi esfuerzo de no saltar al pasado, duele en mi cabeza su nombre.
Letra por letra de mi silencio lo llama. Él no regresa.
Ojala esté muy cómodo dondequiera que esté.
No creo que pueda huir tan lejos, que pueda esconderse tan debajo de la tierra
o que no vuelva a verme nunca por propia voluntad. Que seguimos ligados aún sin vernos y sin tratarnos nos entendemos.
Que sigo amándolo muerto, en esta muerte improvisada.
Que porque todavía lo amo lo sigue llorando mi obstinado grito enmudecido de dolor.
Jamás pensé que aquel al que paseé por mi pueblo me sacudiría hasta los huesos y haría luego de mi esqueleto polvo que soplaría el viento.
No creo que pueda el amor traerme olvido, no se olvida lo que se quiso tanto
ni tampoco aquello tan temido.
Buenos Aires no tiene mar, el mar que a él lo enamora y a mi me envenena.
Para permanecer juntos tendremos que cerrar los ojos y juntos soñar con aquello que queremos.
Mar del Plata que es lo que él quiere queda lejos.
Buenos Aires no tiene mar y mis mares no le alcanzan.
He conseguido navegar más de lo que
había pensado en primera instancia
y menos de lo que había soñado.
Lo encontré en el plenario de todas mis heridas.
Mi centro era una usina de desesperación.
Los cuentos que escribía con mi sangre no hablaban sino de pena y de dolor.
Las calles del norte parecían madamas de mi prostitución.
Me llaman Jesús, Jesús de Dios.
“Generalmente ando distraído, soñando, respondiendo a mis preguntas, algunas tan complicadas”.

Los que juran mienten

De andar pidiendo tu cariño
me hice al fin un pordiosero.
Soportando caer en cada intento,
bebiéndome la sal del mar en cada enero.
La última curva fue antenoche,
cuando preso del insomnio,
lloré tu nombre en mis adentros.
Te prometí mil vidas
y no pude darte una
y cuando escribí poesías
antes de llegar hasta tu almohada,
las había repartido en las esquinas.
Te negué la paz con esos nombres
que mis labios no dijeron.
Te juré que Dios estaba con nosotros,
pero los que juran mienten,
corazón has de saberlo.
No ha sido con maldad cariño
que éste que te amó
dejó de hacerlo.

Deseo

Ojalá pronto despierte y tenga la certeza
de que todavía es temprano.
Ojalá pronto conozca la verdad de esta armazón
que me confunde en el rulo de un camino,
que pueda sentirme optimista,
Que sepa saberme a salvo.

Lerma y Malabia

Como si aquel empedrado de cinco esquinas
tuviera que decirme algo.
Así, cayendo los días en el calendario,
van, adoquín sobre adoquín
a conquistarnos.
La soledad de Lerma es tierna,
cuando se cruza con Malabia
y el silencio habla.

Sanación

Cerré los ojos y pude ver a mi costado derecho deshacerse un cáncer remolón e inquieto. Lo miré a los ojos. - Pobre diablo!, pretendía el muy pequeño enfrentarse a mi grandeza. Lo anulé. Superpuse sobre él, en mi memoria, el rostro de mi seres muy queridos. Lloró él y lloré yo, más mis lagrimas limpiaron el camino que él seguía.

Mi cuerpo reposa sobre poemas viejos que nunca terminé de escribir. Tal vez, solo tal vez, esta noche se concluya el más hermoso de mis sueños y lo firme el nombre de Jesús y lo lloren mis amigos.

Sagrado corazón de Jesús, que en mi pecho late; en vos confío.

viernes, 19 de febrero de 2010

Morizze y el cuerpo

cuerpo... body... lichaam... corps... corpo... Körper

Cuerpos!
renegó Morizze dejando caer el suyo al costado de la mujer que había estado debajo de él un momento antes.
Cuerpos! y la palabra resonó dentro de ella como el eco de una voz dentro de una cava vacía.
La sacudió. La dió contra el piso para ver si reaccionaba....
La mujer no se movió.
Permaneció impávida asombrada por el rapto del hombre.
La piel cubriendo los huesos y la sangre contuvieron el miedo del alma que espera, pero no musitó ni una sola palabra. La mujer nunca dijo nada.
Sus senos como flores en el viento se soltaron del tronco. Sus brazos y sus piernas se soltaron también. Salió el amor horrible del cuerpo. Salió el alma volando sin ser vista. Morizze renegó. -Solo veo cuerpos. Y pereció renegando para él y repetía:
- Cuerpos!.

martes, 9 de febrero de 2010

Dolor

El perfume del dolor de tus heridas
recuerda el camino de tu nombre,
parecido al camino que anduvimos,
tierra fértil de dolor y desencuentro,
parecido al amor que profesamos
cuando amamos antes de ser estas que somos.
El perfume irrepetible del recuerdo,
revive los instantes que quedaron
como hojas vencidas del otoño.
A madera y a ganas huele
este infierno de tu cuerpo.
A terror y a nada, mi deseo.

viernes, 15 de enero de 2010

Dos certezas

La noche es un mal,
la noche es como una maldición.
Su consejo es:
"-ve niño y besa en los labios a la muerte que te espera".
Pero yo no quiero besar a la muerte
sus labios queman como rojas brasas
y quemada mi boca no puede florecer.
La noche es una gitana que miente
y que improvisa por venir,
una sirena que me cuenta cuentos,
que me hace un incauto marinero sin saber nadar.
La noche es como una bronca,
como un mal diagnóstico,
como un olvido que nos viene a recordar.
Dos certezas en un día no es poca cosa.
La noche es.

domingo, 3 de enero de 2010

Debí saberlo

Debí saberlo.
Pretende el muerto respirar porque le falta el aire.
Pretende el mar decirse dulce
porque la sal lo puede,
lo colma, lo maldice y lo bendice al mismo tiempo
Debí saberlo.
El perro quiere el hueso que le quitan.
Quiere la unidad tener un compañero,
ser decena o centenar
pero no quiere soledad,
debí saberlo.
Debí entender que el niño que me mira
tiene los ojos cerrados,
debí saber que a sentidos muertos
también los comen los gusanos.
Debí preever este acto de silencios
entre el balcón vacío y yo.
Debí decir que sí,
debí gritar un no acérrimo
que levantara mi libertad como un grito
y que aplacara mis miedos.
Dedí saber que así funcionaba este juego
impío, devorador y enfermo
que se llama amor,
debí saberlo.
Solo por una razón.
Saltar en mi rayuela
la baldosa
f
l
o
j
a
.