Se lleno mi boca de estupor y angustia.
Se lleno mi boca de maldad,
de un líquido caliente
que era sangre.
Se llenó de sangre mi boca
y escupió
borbotones sádicos de amor
y muerte
en un arrebato único y letal.
Mi lengua viperina
musitó un dolor, un quejido,
un instante eterno que perpetuó
tan mágicas, tan únicas
tan imperdibles, fabulosas
magníficas dos palabras.
Todo esto en un te amo.