martes, 25 de noviembre de 2008

LAS PAREDES HABLAN DE AMOR

Camino por los pasajes hermosos de la ciudad.
Camino lento, rápido, según mi necesidad.
Me detengo y miro los trenes pasar, eyectando gentes.
Ese ejercicio me gusta.
Leo los grafittis en las calles,
recuerdo una leyenda que rezaba:
"las paredes hablan de amor",
hace mucho tiempo de eso,
ahora las paredes
están eróticas,
pornográficas,
denunciantes,
entusiastas.
Jesús Navarro

viernes, 21 de noviembre de 2008

CUATRO CIRCULITOS

Porque el hombre viene renegado,
al hombre le gusta renegar.
Casi por descuido mi vida se repite en la misma curva.
¡Menos mal que pude verlo!,
¡la misma señal, las mismas huellas,
el mismo olor al costado del camino!.
Muchos kilómetros sin poder oír mi propia voz
por ir solo gritando.
Gritando sin poder decir acaso nada útil,
nada bueno,
nada que valga mucho la pena decir.


Un perfil que ha caducado.
Un perfil porno que ya no necesito,
una voz adormecida que habla bajito
porque ya no quiero gritos.

"Al cielo se llega por mi espalda,
no en cuatro circulitos".

Mientras yo escribo,
otro vive su destino lejos.
Otro, ojalá, se esté acercando;
otro, por Dios, que ya no vuelva.

Jesús Navarro

martes, 4 de noviembre de 2008

LIBERTAD

Libertad, libertad, libertad.
Oigo el ruido de mis rotas cadenas.
Lejos ya en el tiempo,
pero íntimo en mi corazón,
los caminos polvorientos de mi pueblo
se sacuden todavía.
Libertad, libertad, libertad.
Poder decir que sí y decir también que no,
cuando es suficiente y cuando es innecesario.
Poder dormir mullidamente en una cama prestada,
poder dejar caer el agua sobre mí,
en una lluvia que no es mía.
Libertad la de Neftalí antes de ser el que fue
en aquella isla negra;
libertdad la de Federico en aquella balacera
y la lengua muerta,
y los sueños de esos ojos muertos,
y las letras de esas manos prodigiosas,
vivas para siempre,
vivas entre tanto muerto,
vivas las letras de Federico
como un grito de libertad.
Libertad, libertad, libertad.

Jesús Navarro

OLVIDO

Abandono entonces mi pasado.
De un bocado el olvido
engullirá los tres nombres de mi destino.
Incontadas lágrimas que nadie vio
y en las que nadie cree,
pidieron piedad en el olvido.
Pidieron tregua
pero nadie creyó
y la amnesia nunca vino a mí.
Hoy, pasado el tiempo,
me someto voluntariamente
a que mis ojos se cubran de tierra.
Abandonado al principio,
abandonado después,
nadie escapa a su destino.

Jesús Navarro