miércoles, 17 de septiembre de 2008

RINCON DE LA DISTANCIA

Es muy raro, pasó ya bastante tiempo de aquel final obligatorio. Tanto como para haberme acostumbrado a la cama vacía, las sábanas frías; a mi respiración lenta sin él. Son las cinco de la madrugada y en Benavídez llueve mucho, llora el cielo y lloro yo. Quiero volver a decir que estuve enamorado de alguien a quién me da miedo nombrar porque no sé qué infierno invoco con su nombre, que todo yo me hago rebelión y lloro. Hoy fue raro. Yo venía en el 60 como siempre, de pronto cerré los ojos y pude verlo sentado a mi lado, con la cabecita sobre el vidrio y dormido, viajando no sé a qué destino... no lo quise despertar porque era feliz en su sueño. Los párpados pesados como juicios (diría Benedetti), y su mentón de menta siempre fresca (digo yo).Recordé que alguna vez para su felicidad bastó mi pecho, para su plenitud bastó con que mis ojos los miraran; una vez él me quiso como hasta ahí nadie se había atrevido a quererme y yo no estaba. Abrí mis ojos, miré y él me faltaba. Lloré como lloro ahora en mi castigo, pensando que el recuerdo agonizaba. Yo lo amé también, ¡lo juro! Lo amé con el cuerpo y con el alma; con la sangre, mi esperma y con mis lágrimas. Yo lo amé con mi silencio y las palabras. Lo amé siempre, desde la noche en que me confesé con él, cuando nos hamacamos alto dándonos baños de luna en la plaza de mi pueblo; hasta el momento en que triste me dejaba para ir detrás de otros anhelos. Él me dejaba revolcado en mi vergüenza y mi dolor y yo lo amaba (...). Es muy raro, pasó ya considerable tiempo. Otros amantes queriendo ser amor borraron sus huellas de mi cama, no he vuelto a ir a la plaza y no hago el amor por las mañanas. No camino por las calles que juntos caminamos y no visito la enorme biblioteca ciega que guarda su música en la sala, desde el tiempo en que puntual a las nueve de la noche, por los pasillos me buscaba. Son las cinco y diez, quiero volver a decir que yo también estuve enamorado de ése que se marchó llevándose mi alma; ése que me obliga a llorar en éste rincón de la distancia.

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