jueves, 21 de agosto de 2008

UN ALGO QUE NO SÉ NOMBRAR

Mudo,
muerto de luz en tu letra
descubro un sentimiento nuevo,
un estadío de contento y de ternura
que acaba por un momento
con mi malsana costumbre de falsear.
Tu letra, agitada pero mía
vive ahora en mí.
Un eco desde otro punto venido desde lejos
nos une en un norte comprometido
de imágenes y de canciones.
Un algo que no se nombrar,
que Borges diría Aleph,
Benedetti llamaría primavera,
Lorca gritaría que verde y yo con él.
Un bandoneón de Piazzola,
un chiquilín de bachín
tirado en la estación de un subterráneo
medio muerto en alcohol
embebido en tristeza.
Una calle en cruz,
una esquina,
un algo que no se nombrar.
Una carta de la mano de un hombre
que nunca soñé,
una promesa de agua este jueves,
un ir y venir del pasado,
el termómetro roto de la ciudad,
un reloj que se detuvo a las tres
¿Qué voy a hacer,
con esta suerte que me llueve de tus ojos?,
¿qué voy a hacer con ese pulso?,
¿qué puedo hacer con ese cuerpo?.
¿Qué?,
¿Con qué?,
¿De qué?,
¿Por qué?,
¿Qué hay ahí muchacho?.
Un algo que Frida pintó hasta el hartazgo,
un algo que Guevara llamó libertad,
la puerta cerrada de un baño,
una prosa que vuelve a rezar.
Las calas de Diego Rivera tatuadas
que el tiempo blasfemo intenta negar.
No están muertos,
esos,
nuestros muertos.
Es claro que andan intentado hablar

1 comentario:

Unknown dijo...

Pensando en ese algo que Frida pintó hasta el hartazgo... desde un dolor/creador inmenso...
Me pasé mil veces por estas palabras... porque lo hermoso hay que aprender a saborearlo... GRACIAS JN!!!